
El otro día leí un curioso artículo sobre el efecto mariposa que me llamó bastante la atención. En resumidas cuentas, hablaba de dos ejemplos que cuadraban bien con esta teoría (ya sabéis, una mariposa bate la alas en.... y se genera un tornado en la otra punta del planeta), pues nada más lejos de la realidad.
El primer ejemplo al que se refería dicho artículo es que según los estudios médicos han aumentado las listas de espera para el transplante de órganos por la implantación del intachable carné por puntos (algo malo tenía que tener), es decir, que como hay menos muertos hay menos órganos o lo que es lo mismo, toda acción conlleva una reacción inversa de la misma fuerza (tercera ley de Newton) aunque a veces no se vea o no se quiera ver (aplicable a nuestras decisiones y a nuestros errores vitales)
El otro ejemplo era una estrategía de marketing, supongamos que cogemos una ciudad cualquiera e infectamos su agua para que no sea potable, el resultado es bastane obvio pero da que pensar; aumentaría considerablemente la venta de agua mineral embotellada (algo magnífico para las empresas de agua mineral).
Lo fascinante de estos ejemplos es que se pueden extrapolar a muchos sucesos que se piensan arbitrarios. Así, a bote pronto, imaginad una país que cambia cada cuatro años de sistema educativo... o a un continente que intenta regularse a sí mismo por medio de una constitución... o un billete corrupto, una mentira, una traición o un boleto premiado.

Pensamos que tapándonos los ojos y viviendo al día las cosas saldrán medianamente bien (o muy bien si eres un narcisista), pero lo que no tenemos tan claro es el daño colateral que producimos, la última gota que hace derramarse el agua del vaso, el penúltimo cuchillo afilándose...
Como todos sabemos, la teoría se sustenta de la práctica, a ver si es verdad.
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